sábado, 31 de enero de 2009

Yamadori de jardín. Un bonsái de madreselva (Lonicera etrusca)

Hola amigos bonsainautas.


Tras un pequeño descanso en la actualización del blog por motivos laborales, paso a mostraros los trabajos que he realizado este fin de semana con una madreselva (Lonicera etrusca), que me ha regalado mi buen amigo Rosendo, de procedencia Yamadori de jardín.
La madreselva es un arbusto que tiene la madera más bien blanda, pero que si se encuentra en un terreno fértil, puede crecer bastante. No se los años que llevaba creciendo esta en un jardín, pero por el diámetro del tronco no creo que sean menos de 100 años.

Podéis observar el principal atractivo de esta especie, sus aromáticas flores.
Aquí tenéis el ejemplar en cuestión, antes de realizarle los trabajos en madera que os muestro a continuación. Lleva por lo menos dos años recuperada, si no me equivoco, y había secado muchas de las ramitas que emitió, por lo que lo primero que me propuse fué limpiar la madera y delimitar las venas vivas, procediendo después a transplantarla a un buen substrato de cultivo.

Aquí podéis ver los enormes tocones resultado de la poda previa a la extracción:

En la zona apical había un tirabuzón formado por el entrelazado de dos ramas:

Había bastantes ramitas, pero muchas de ellas muy bajas, que había que eliminar:

Otra vista de un tocón existente en la base:

y el movimiento de las venas que se abrazan:

Un primer trabajo a base de gubia manual y maza, ayudado en determinadas ocasiones por las tenazas partetroncos, deja ver que hay tres venas vivas que se pueden aprovechar para el diseño:


Un trabajo más concienzudo: se elimina ese rabo de cerdo del ápice, dejando solo un pequeño tirabuzón, y se perfilan bien los jjines de la base. Ahora llega el momento de los cepillos a máquina y a mano, ya que el trabajo con estas primeras herramientas es muy basto, y hay que pulirlo.


Os muestro algunos detalles de los tocones trabajados con las gubias de mano :





Tras el trabajo con la proxom (similar a la dremel), que se realiza con una fresa circular en la dirección de la veta:

Me dedico a quemar con soplete todas las hebras que quedan. Con esta técnica también se endurece un poco la madera y se saca algo de veta, al cepillar después con cepillos metálicos, manuales o eléctricos:


Algunos detalles del trabajo con el soplete:






Tras humedecer bien la madera, se aplica caldo sulfocálcico y se procede a transplantar a un tiesto de cultivo, que me realizó mi amiga Francisca Martínez hace ya unos cuantos años:
Hay muchas posibilidades para elegir un frente, ya que aparecen rasgos interesantes desde diferentes vistas:

Se le realiza un rápido alambrado, aprovechando la mayoría de las ramas disponibles y aquí os muestro dos de los posibles frentes que se pueden utilizar en el diseño:


Y como siempre, un pequeño diseño para imaginarme a la madreselva dentro de unos años.
¿Os la imagináis con el verde y plagada de aromáticas flores marfil que van variando al amarillo?. Desde luego que puede estar espectacular.
Un saludo.
Juan Antonio.

jueves, 22 de enero de 2009

Unas hojas multicolores. El Berberis thumbergii "atropurpurea"

Verdaderamente, el Berberis thumbergii "atropurpurea" presenta unos colores espectaculares en cualquier estación del año, pero es en otoño, cuando comienzan los fríos, el momento en el que más variedad de tonos se pueden observar.

Me fijé en esta especie mirando un catálogo de Baker, y decidí comprar unos plantones para formar un seto bajo en el jardín de mi casa de Cartagena, hace ya 13 años. El seto crecía lentamente, pero en aquella época mis dos hijos eran muy pequeños y cada vez que pasaban junto al seto se pinchaban. Finalmente, tras unos cuantos globos y manos pinchados, decidí arrancar el seto, y me quedé con uno de los plantones para modelarlo como bonsái.
No estaba muy convencido de que se pudiera sacar algo interesante. El lento crecimiento y el secar ramas sin causa aparente eran dos problemas a tener en cuenta, pero siempre me ha gustado probar con nuevas plantas, y esta no iba a ser menos.
Como el plantón no tenía un buen tronco. aproveché una madera de espino negro que encontré en el campo, con una forma interesante, para adaptarlo y simular una planta con más caracter.
Estas dos imágenes os muestran el agracejo en febrero de 2003, tras un par de estaciones de crecimiento, aunque no es que hubiera crecido mucho, que digamos.

El tanuki (injerto fénix) en esta especie de lento crecimiento es complicado, fijé la parte más gruesa del ejemplar con una puntilla y la ramificación la iba envolviendo y sujetando con alambre a la madera de espino.

No me desagradaba la imagen general del proyecto, pero el lento crecimiento casi llega a desesperarme. Para aumentar el número de ramas lo defoliaba y despuntaba las ramas, y resultaba efectivo, pero las ramas engrosaban lentamente.

En febrero de 2007 la imagen no había variado mucho:

Ese año opté por dejarlo crecer a su ritmo, sin pinzados, y llegado julio lo defolié y alambré de nuevo:

El ápice lo mantenía muy podado, potenciando la rama en cascada, y los numerosos chupones que emite este arbusto eran eliminados conforme aparecían.
Con esta operación las nuevas hojas perduran hasta diciembre. Aquí lo tenéis luciendo los colores otoñales.
Tras otros 6 meses de crecimiento, la madera de espino que estaba en el interior del substrato se estaba pudriendo, y opté por separar el poco efectivo tanuki, aprovechando la madera de espino para adaptarle un esqueje de enebro itoigawa. Así quedó el Agracejo tras su independencia:
Me dediqué a potenciar la rama en cascada, para lo que me ayudé de un tensor de cobre y degajar algo el nacimiento de la misma, con el nuevo alambrado quedó así:

Y otra vez a dejar crecer libremente. Dos meses después lucía este formidable aspecto:



y tras podar el nuevo crecimiento, las masas de verde se ven más compactas. Estábamos a 27 de julio, y el tono rojizo vivo de los brotes jóvenes se ha transformado en este verde purpúreo de las hojas interiores. Esta planta necesita el sol directo para lucir sus mejores colores, por lo que los brotes que están más en el interior de la copa se tornan verdosos.





En noviembre lo podé de nuevo y pensé en plantarlo en un tiesto mas pequeño, ahora que no tenía la madera de espino. Aquí lo tenéis preparado para ponerlo en su nueva maceta:
Y estas imágenes finales os muestran el Agracejo ya transplantado. Son posibles varias opciones para el frente, y las dos que más me gustan son las que he aprovechado para plantar el arbusto con el frente en una cara del tiesto (primera) o viendo una de sus aristas (última).






Espero que os guste. Esta primavera con la nueva brotación de un color rojo vivo tiene que lucir espléndido.
Un saludo.
Juan Antonio.

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